Una explicación

Es ver nuestra ficción estrellarse contra la muralla del otro, la pared de la realidad de historias cotidianas, donde los visitantes de turno inscriben con sangre recordatorios de aquello que siempre estará en nuestro haber.

No es más que maldita frustración, el mismo final de todo camino, es sólo la decepción del ser.

Son pilas de sueños cayendo en alud sobre el corazón. Son lágrimas secas de dolores vanos. Son grietas abiertas, y un cartel que promete que van a cerrar. Sólo un pozo seco, en el que nunca hubo agua.

Es el peso de un mundo que vino sólo, de prepo. Es solamente entender, sin poder sumirse en la ignorancia más que por un rato. Es el odio en reversa, el futuro en punto muerto. Es saber más que el resto, y nada que hacer con eso.
Es sólo un mundo imposible. Es un hermoso sueño, en el que ganas, aunque sólo sea una vez.

Es no poder aceptar lo que no es ni será. Es aceptar que no estamos a la altura. Que se nos van las fuerzas intentando quitarle un dulce a un niño que se burla impunemente de nosotros. Es la sonrisa del mundo, es el llanto del cuore. Es sólo un telón que baja, un escenario que cambia. La obra es siempre la misma.

Es, ni más ni menos, la imposibilidad de resignarse a aquello que ya está signado. Son las malditas fantasías de triunfo. Sólo un mundo que no existe, donde nadie no nos está esperando. Es ir vez tras vez adónde, sabemos, no podemos entrar.

Es simplemente una enorme negación, con fisuras. Es una falla en el sistema. Un mal momento eterno. Es no poder convencerse de la palabra "no".

Es simplemente sentirse un tonto. Es sólo no querer más. Es no querer más, por tonto, y por tonto querer, y querer querer. Es una escena que sale mal, un director que perdió el rumbo.

Es un grito de angustia ahogado en angustia.

Es sólo una función privada para un solo espectador. Ciego.


Es, después de todo, simplemente dolor.



4 opiniones:

Anónimo | noviembre 15, 2005 5:31 p.m.

No sé si hacer comentarios de índole literaria será lo apropiado, pero creeme que la anteúltima frase es grandiosa. La antepenúltima también, de hecho. Sin la última me hubiera cerrado mucho más (no hace falta explicitar, S., que te entendemos y disfrutamos sin necesidad de caer en lo obvio).
Lo que ahora es innegable, lo escribas como lo escribas, es que te entiendo. Y no sabés cómo.
Ah, por cierto: bienvenido. Pondremos un plato más en la mesa y aquí no ha pasado nada.

Anónimo | noviembre 15, 2005 8:33 p.m.

perdón. el texto me causa sensaciones encontradas y todavía no quiero opinar al respecto. sólo puedo adelantar que, a la vez, me gusta y me parece horrible, no por mal texto, si no por la angustia y el dolor (por supus, ya sabemos que S escribe maravillosamente sea lo angustioso que sea). lo que sí quiero acotar, pero sólo porque Juan me da pie, es que la última frase no me molesta, pero la del grito de angustia no me parece tan buena. sí me gustan mucho los parráfos dos, tres y cuatro enteritos...
pero esto es sólo una pequeña parte de lo que podría decir sobre esto, y estoy hablando sólo de las palabras, y no de las sensaciones que transmite y provoca. estoy comentando la fomra, no el contenido.

Subjuntivo | noviembre 16, 2005 1:50 p.m.

Solo:

La última frase sobra, claro, después de todo es un final medio yanqui supongo. Pero también, de alguna manera, no estaba completo sin eso. (no sé si el relato o yo)
Sé que me entienden, ambos, y les agradezco, y tal vez sólo por eso pase a pantalla lo que bien podría morir en papel.
Efectivamente, aquí no ha pasado nada; comamos esa comida que tenemos pendiente una de estos días, y chau Pinela.

G:
No es tan horrible. Tal vez pueda parecer, pero, y tal vez en esto me entienda mejor Solo, no es más que una realidad, o uno de susn recortes, o algo así. Uno aprende a tenerlo ahí, y creo que en el fondo hasta le toma cariño, y no quiere despegarse. Quizás sea alguna suerte de apego al pasado, a la infancia, a sentimientos desagradables que agradan, si acaso esto puede entenderse.

Les agradezco a ambos por estar siempre ahí.

Además,
Sin uds ahí, yo aquí, para qué?

S.

Anónimo | noviembre 16, 2005 5:24 p.m.

Grosso.
(Aplausos.)